Joaquín Delgado Martínez (1934-1963)

Joaquín Delgado Martínez (Vida y obra)

Joaquín Delgado Martínez (1934-1963). Nació el 4 de marzo de 1934 en Cardona, Barcelona, el Bages,, Cataluña, (España)  y murio ejecutado el a garrote vil 17 de agosto de 1963, a las 5 de la madrugada, en la prisión de Carabanchel, Madrid, Comunidad de Madrid, (España), junto a Francisco Granado Gata .

Joaquín Delgado Martínez fue un militante libertario y resistente antifranquista.

Fue un anarquista y luchador antifranquista catalán.[2]

Hijo del militante de la CNT Francisco Delgado Tapia, en 1949 cruzó la frontera hacia Francia con su hermano Francisco y su madre Aurora, para encontrarse con su padre. Inicialmente se instalaron en Sete, Montpellier, Hérault, Occitania, (Francia) hasta que en 1954 se instalaron definitivamente en Grenoble, Isère, Auvernia-Ródano-Alpes, (Francia). Allí trabajó como obrero ebanista y fresador.

En 1960 fue nombrado secretario de las FIJL en Grenoble, Isère, Auvernia-Ródano-Alpes, (Francia) e ingresó en la francmasonería. Después del Congreso de Limoges, Alto Viena, Nueva Aquitania, (Francia) de la CNT 1961 puso en nombre de la organización una ofrenda floral en el monumento a los mártires de Orador de bellotas.[3]

Se integró en Defensa Interior y hacia el 1963 pasa a instalarse clandestinamente en Madrid, Comunidad de Madrid, (España) donde debía participar en un atentado contra Francisco Franco. Pero el 23 de julio fue arrestado con Francisco Granados Gata, y ambos fueron acusados del atentado contra la «Dirección General de Seguridad» que unos días antes habían cometido otros miembros de la organización, y que había provocado veinte heridos. Delgado y Granados fueron condenados a muerte en consejo de guerra sumarísimo y ejecutados a garrote vil el 17 de agosto de 1963 en la cárcel de Carabanchel, Madrid, Comunidad de Madrid, (España).

Una semana más tarde, la prensa informaba del hallazgo de una bomba con temporizador en un avión del tipo «Sud Aviation Caravelle» de la compañía aérea «Iberia», encontrada durante una revisión rutinaria en Madrid, Comunidad de Madrid, (España). El avión hacía habitualmente el trayecto Madrid, Comunidad de Madrid, (España)-Frankfurt, Darmstadt,  Hesse, (Alemania) y había sido revisado en la ciudad alemana unos meses antes por un aviso de colocación de bomba. La nota de prensa adjudicó a Joaquín Delgado y Francisco Granados la colocación de la bomba. [4]

Desde 1999 Octavio Alberola Suriñach y Antonio Martín Bellido, dirigentes de Defensa Interior, han puesto en marcha una campaña para anular su condena, aunque sin éxito. [5]


Véase también.

Referencias.

  1. ↑ Joaquín Delgado Martínez al listado de víctimas del franquismo de publico.es
  2. ↑ ejecucion A GARROTE VIL DE DELGADO Y GRANADOS
  3. ↑ Joaquín Delgado Martínez a Losdelasierra.info
  4. ↑ « Una bomba averiada, descubierta a bordo de un avión de» Iberia « ». La Vanguardia , 24-08-1963, p. 32.
  5. ↑ Sentencia 123/2004, de 13 de julio de 2004

Bibliografía.

  • Carlos Fonseca, Le Garrote pour deux inocentes. El affaire Delgado-Granado , trad. Alain Pecunia, dibujo de couverture Jacques Tardi , Éditions CNT-RP , Paris, 2003, ISBN 2-9516163-5-X , notice .
  • Miguel Chueca, 1963: Le garrote pour Delgado et Granado , Alternative libertaire , n ° 128, avril 2004, texto integral .
  • Miguel Chueca, Espagne 1963, el affaire Delgado-Granado , Gavroche , revue de histoire populaire, n ° 133, janvier-février 2.004.
  • Jean-Luc Allouche, «Granados te Delgado, un crime légal», documentaire. Ni Dios ni maître, inocentes , Libération , 4 décembre 1996, texto integral

Granado y Delgado un crimen de estado

El 17 de agosto de 1963, Joaquín Delgado Martínez y Francisco Granado Gata, dos combatientes libertarios, miembros de la resistencia armada antifranquista, fueron asesinados por los esbirros del régimen mediante el criminal método del “garrote vil” y tras un simulacro de juicio sumarísimo. 

Su muerte intentó revestirse entonces de la supuesta legalidad con la que ese régimen golpista había intentado siempre disfrazar todos sus crímenes y su misma existencia desde sus orígenes.

Con sus sentencias, ejecutadas apenas 11 días después de su detención, se quiso claramente ejemplarizar y mostrar lo que le ocurriría a aquellos que se atrevían a enfrentarse al franquismo.

Francisco Granados Gata y Joaquín Delgado, como otros miles de luchadores, no tuvieron miedo a luchar y estaban decididos a entregar sus vidas si era necesario para acabar con la tiranía franquista y demostrar que era necesario contestar al régimen con el único lenguaje que éste entendía.

El régimen utilizó la violencia y las armas para instaurar una dictadura y los sectores más firmes de la resistencia antifranquista no estaban dispuestos a ceder ante ese chantaje criminal y decidieron que era necesario demostrar que el régimen no tendría descanso hasta su definitivo derrocamiento.

Esta y no otra es la explicación de la muerte de Granados y Delgado.Una muerte cruel e injusta para demostrar que se estaba dispuesto a todo para defender los privilegios de los vencedores de la guerra civil. Pero aquellos sencillos trabajadores, esos dos hombres del pueblo que encarnaban el mejor espíritu de sacrificio y de entrega por la libertad que otros miles de antifascistas que les precedieron en la lucha, no se dejaron intimidar.Su ejemplo sigue siendo en 2013 un modelo a seguir por cualquier persona que se denomine demócrata o amante de la libertad. El nombre de sus asesinos debería hoy ser para todos un sinónimo de infamia y vergüenza.

En los días de la parodia de juicio que se les hizo, fueron diversas las protestas y acciones que se hicieron para intentar salvar sus vidas, pero acosado por el precedente de las movilizaciones internacionales en el caso de Julián Grimau, el régimen decidió en este caso acelerar sus ejecuciones y estas se produjeron con tremenda celeridad, apenas 11 días después de su detención.

Se recordó ya desde entonces las nulos derechos jurídicos del proceso y tribunal, el propio carácter criminal que había dictado ya sentencia sin considerar siquiera la identidad de los acusados, pues se trataba de responder con muerte a la osadía de enfrentarse al régimen.

Durante años se ha recordado a Granados y Delgado para insistir que fueron inocentes y que su proceso tenia terribles irregularidades, un planteamiento que en cierto modo acompaña a sus nombres,

Es hora de afirmar y recordar que Granados y Delgado eran Realmente luchadores antifranquistas dispuestos a enfrentarse al régimen, algo de lo que no se puede dudar y debemos estar orgullosos. Es preciso decirlo bien alto. El derecho a la resistencia a la tiranía está justificado y reconocido y las Naciones Unidas habían caracterizado al franquismo como un régimen fascista heredero de los fascismos europeos y criminal en su práctica y esencia.

Respecto de lo que se ha dicho sobre el carácter irregular del tribunal y la sentencia, hay que decir que fueron completamente normales e idénticos a cualquier otro de aquel régimen, pues ni uno solo de aquellos tribunales que condenaron a los combatientes por la libertad tenia base legal ni moral para actuar, pues su legitimad provenía de un golpe contra la legalidad republicana. Quienes deberían ser juzgados y condenados en la memoria son sus verdugos y los ministros cómplices de su sentencia

Es una batalla estéril intentar indagar las circunstancias de los hechos de los que se les acusó o el artificio de su pseudo juicio o tribunal, pues la nulidad de éstos era de origen. Esto es algo que debemos tener muy presente, pues a fecha de hoy, en 2013, la desnuda realidad de la impunidad del franquismo sigue negando verdad, justicia y reparación a las víctimas del franquismo y mantiene legales sus sentencias e impunes a sus verdugos,

Granados y Delgado fueron militantes anarcosindicalistas. Su ideal había nacido y prosperado en la defensa de los derecho de los trabajadores y extendido y germinado del que fue uno de los primeros sindicatos modernos de Europa: la Confederación Nacional del Trabajo, una organización nacida para llevar la dignidad al mundo del trabajo, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y edificar un mundo nuevo sin explotación ni miseria.

Fue el fascismo, el golpe, la guerra y la dictadura las que obligaron a trabajadores como Granados y Delgado al sacrifico de sus vidas en la defensa de la libertad de todos, La figura de Granados y Delgado trasciende las siglas de las Juventudes Libertarias en las que militaban y son, cada día más, patrimonio de todos los resistentes antifascistas.

Merecen el reconocimiento y el recuerdo público e institucional que se otorga a los héroes por la libertad. Desde la Federación Estatal de Foros por la Memoria reivindicamos la figura de Granados y Delgado como héroes por la libertad y solicitamos:

1 La declaración de ilegalidad del franquismo.

2- Para ellos, al igual que para todos las víctimas del franquismo, que los tribunales que los juzgaron sean declarados ilegales, así como sus sentencias.

3. Inaplicación de la Ley de Amnistía de 1977 que sigue siendo el verdadero muro en el que se sustenta la impunidad de los crímenes del régimen franquistas.

4- Aplicación del derecho Internacional en España en materia de Crímenes de Lesa Humanidad.Compañeros Granados y Delgado vuestro ejemplo nos acompaña

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/25987

Granados y Delgado, un crimen legal (1996)

Francisco Granado y Joaquín Delgado fueron dos anarquistas ejecutados en Madrid, Comunidad de Madrid, (España) tras un breve juicio sumarísimo, en agosto de 1963, acusados de haber puesto dos bombas en las «dependencias de la antigua y siniestra dirección general de Seguridad».

Un documental realizado treinta años después, Granados y Delgado, un crimen legal, desveló la historia de estas muertes desconocidas con una aportación fundamental: la confesión ante las cámaras de los dos anarquistas que habían puesto realmente las bombas, quienes, tantos años después, aceptaban hablar públicamente y denunciar así la falacia del juicio.

En él se reconstruyen los hechos con entrevistas a familiares y compañeros de los ejecutados, integrantes del tribunal que les juzgaron e incluso las voces de sus verdugos.

El documental encontró dificultades diversas para ser realizado en España y fue finalmente la cadena franco-alemana Arte la que puso los recursos necesarios y le dio así una dimensión y un eco internacional.

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